A- (domingo)
Jer. 17:9 "Engañoso es el corazón, más que todas las cosas, y
perverso; ¿quién lo conocerá?"
Si albergamos de alguna forma la idea de que nuestro afortunado nacimiento en la era cristiana nos sitúa en terreno ventajoso con respecto a Pedro, podemos confiar en que de forma innata estaremos inclinados a mostrar mayor sabiduría que la suya. Nos sentiremos inmunes a una ignorancia espiritual del calibre de la que él exhibió. Cuando hacemos tal cosa, demostramos no entender el evangelio.
Ni siquiera podemos comenzar a comprender lo que sucedió en Cesárea de Filipo, a menos que nos demos cuenta de que nuestra naturaleza humana es la misma que la de Pedro. Si dejamos de reconocerlo, estamos expuestos a la tragedia de repetir el menosprecio de Pedro hacia la cruz. Él la desdeñó en su ignorancia; nosotros corremos el riesgo de despreciarla de forma deliberada. Precisamente, ese será el pecado final común a todos los que se pierdan....
Pero la respuesta de Pedro al sorprendente anuncio del Salvador es idéntica a la de la gente de cualquier condición y lugar. Pedro estaba expresando los sentimientos de nuestros propios corazones, hasta el día de hoy, al repudiar como pura insensatez la idea misma de la crucifixión del Hijo de Dios.
En su reprensión a Pedro, por el irreverente e irrespetuoso consejo dado a su Maestro, Jesús reveló esta clave: "Me eres tropiezo, porque no piensas como piensa Dios, sino como piensan los hombres" (Mat. 16:23). Como cada uno de nosotros, Pedro no era más que un ser humano, capaz de pensar, ni más ni menos que como piensa el hombre. No era de ninguna forma más "malvado" que cualquiera de nosotros. Sencillamente, estaba siendo él mismo. Y siendo él mismo, no alcanzaba al pensamiento de Dios hasta el punto de discernir el significado de la cruz. Ese pensamiento de "los hombres", que cegaba su mente, ciega también la nuestra.
Pero no hemos considerado todavía la causa real de la oposición de Pedro a la cruz del Señor. Jesús no estaba manifestando rudeza o enojo al pobre discípulo, y sus palabras no eran nada parecido a una pasional explosión de malhumor. Pero la inequívoca severidad del agudo reproche de Jesús a su amado discípulo da una pista significativa en cuanto al origen de los sentimientos mundanos de Pedro. Jesús estaba, por así decirlo, poniendo su dedo en la llaga de la enemistad de todo hombre hacia la cruz: "Quítate de delante de mí, Satanás. Me eres tropiezo" (vers. 23).
Sin quererlo ni saberlo, había venido a ser un instrumento en las manos de Satanás al intentar apartar a Jesús de su propósito sacrificial. ¡Para Jesús no debió ser una tentación banal! Cristo reconoció en el pensamiento de Pedro la expresión de la insidia original de Lucifer en el cielo. Evadir la cruz era una tentación seductora para Jesús, contra la que debía empeñar a fondo su voluntad. Como instrumento de Satanás, Pedro había tocado una cuerda sensible en el alma de Jesús.
No hemos de pensar que Pedro fuese Satanás mismo, sino que la reacción de Pedro hacia la cruz iba mucho más allá de la simple respuesta de la naturaleza humana desinformada. Reflejaba plenamente la actitud de Satanás mismo. (R.J. Wieland)
B-(lunes)
Juan 1:4-5, 9 "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron
contra ella... Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este
mundo."
Podríamos parafrasear los versículos citados de la siguiente forma: ‘Cristo, la Vida, era la salvación de los hombres. La salvación prevalece ante las tinieblas de la muerte eterna. Aquella salvación, Cristo Jesús, que alcanzaría a todo hombre, venía hacia nosotros.’
La Luz que la humanidad estaba necesitando, nos dicen estos versículos, alumbró a TODO hombre. El hecho de estar vivos, es la mayor evidencia de que, la Vida, la Luz o salvación ha sido DADA. Por lo tanto, no tendremos jamás el derecho de quejarnos y excusar el pecado, diciendo que fuimos rodeados de tinieblas. El Verbo, la Palabra o Don, nos ha alumbrado y nos ha limpiado (Juan 15:3); la fe es el medio por el cual nos asimos de Cristo, la Palabra o Don (Rom. 12:3; Efe. 3:17). Dios me pregunta, ante mi constante e inconsciente queja por mi fracaso espiritual, lo expresado en Isaías 5:4). (D.A.)
"Cristo se da a todo hombre. Por lo tanto, cada uno recibe la totalidad de Cristo. El amor de Dios abarca al mundo entero, a la vez que llega individualmente a cada persona. El amor de una madre no queda mermado al dividirse hacia cada uno de sus hijos, de forma que estos no reciban más que la tercera, cuarta o quinta parte de él. No: cada hijo es objeto de todo el amor de su madre. ¡Cuánto más será así con Dios, cuyo amor es más perfecto que el de la mejor madre imaginable! (Isa. 49:15). Cristo es la luz del mundo, el Sol de justicia. Pero la luz que ilumina a un hombre en nada disminuye la que alumbra a los demás. Si una habitación está perfectamente iluminada, cada uno de sus ocupantes se beneficia de la totalidad de la luz existente, tanto como si fuese el único presente en aquel lugar. Así, la luz de Cristo alumbra a todo ser humano que viene a este mundo...
Cuán a menudo oímos a personas lamentarse en estos términos: 'Soy tan pecador que el Señor no me aceptará'. Incluso algunos que han profesado ser cristianos durante años, expresan el deseo tristemente incumplido de lograr seguridad de la aceptación por parte de Dios. Pero el Señor no ha provisto razón alguna para tales dudas. Nuestra aceptación queda asegurada por siempre. Cristo nos ha comprado, y pagó ya el precio. (Waggoner-Las Buenas Nuevas. Gálatas, versículo a versículo. p. 5 y 6)
C-(martes)
Rom. 3:7 "Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su
gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador?"
Cuando el objetor dice, ‘Si mi mentira, puesta en contraste con la verdad de Dios, aumenta su gloria, ¿por qué aún así se me condena como pecador?’ Pablo expone lo que esconde esa retórica: –En realidad, lo que vienes a decir es: ‘¿Por qué no hacer mal para que venga bien?’ La intención real de esas preguntas es pretender que lo malo es en realidad bueno; que la gente es realmente justa al margen de lo que pueda hacer, ya que el bien vendrá finalmente a partir del mal. Tal es la esencia del espiritismo moderno, así como del universalismo, que enseña que todos los hombres serán salvos... Espiritistas aparte, hay muchos que dicen virtualmente, ‘hagamos el mal para que venga el bien’. ¿Quiénes son? Todos los que pretenden que el hombre es capaz por sí mismo de obrar el bien. El Señor declara que solamente Dios es bueno, y que el bien sólo puede proceder de Dios (ver Luc. 18:19 y 6:43-45). A partir del hombre, solamente puede proceder el mal (Mar. 7:21-23). Por lo tanto, aquel que piensa que puede por sí mismo obrar el bien, está realmente diciendo que el bien procede del mal.
Lo mismo dice quien rehusa confesarse pecador. El tal se está colocando a sí mismo por encima de Dios, ya que ni el mismo Dios transforma el mal en bien. Dios hace bueno al hombre malo, pero solamente poniendo su propia bondad en el lugar de la maldad de éste. (Waggoner- Carta a los Romanos, p. 33)
D-1 (miércoles)
Dan. 8:4, 8, 9, 10, 11, 12, 25 "... hacía conforme a su voluntad, y
se engrandecía... se engrandeció sobremanera... creció mucho... se
engrandeció hasta el ejercito del cielo... aún se engrandeció contra el
príncipe de los ejércitos... hizo cuanto quiso... su corazón se
engrandeció..."
Debemos aprender del carácter de Dios. Vayamos a Filipenses 2. A fin de comprender cómo terminará lo que llamamos el gran conflicto, hemos de comprender cómo comenzó. Veamos pues cómo reaccionó Dios ante el pecado, en su origen.
Vers. 5 y 6:
"Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús:
Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse"
Jesús era igual a Dios, y para ser como Dios no le robó nada a éste, porque sabemos que Jesús es miembro de la Deidad, tan eterno como los demás. (En la versión Reina Valera de 1909 el vers. 6 dice así : "El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual a Dios"). La Biblia nos dice que "en Jesucristo habita corporalmente la plenitud de la Deidad" (Col. 2:9).
Entendemos pues que la Escritura nos dice que Jesucristo era igual a Dios, sin tener que usurpar o robar nada. Es decir: el que Cristo fuera igual al Padre no era consecuencia de una cesión, préstamo o robo. Así que, si Satanás es lo opuesto a Jesús, ¿qué conclusión sacamos? Si Jesús no consideró una usurpación el ser igual al Padre, ¿qué creéis que había en la mente de Satanás?, justo lo contrario ¿no os parece? Satanás trató de usurpar el lugar de Dios; o sea, quiso ser igual a Dios, y aún más: quiso estar por encima de Dios.
Hay un profesor de seminario muy sabio, el Dr. Carlton Jonson, de origen noruego, un auténtico superdotado, pero que posee también un gran corazón. Pues bien, este profesor compartía con nosotros en clase uno de los pensamientos que él consideraba más profundos, que se encuentra en el libro Patriarcas y Profetas de Ellen White, que dice que Lucifer deseó ser mayor que Dios. Yo me pregunto, ¿cómo puede un ser creado pretender ser igual o incluso mayor que su Creador? Parece una auténtica locura ¿verdad?
Pues quiero que recordéis que éste es el pecado mayor, es el pecado de pecados, y este pecado va a manifestarse en las últimas horas de la historia. Será el pecado de rechazar el reconocer que nuestra existencia la debemos a nuestro increíblemente maravilloso Padre Celestial...
Vayamos con nuestras Biblias a Daniel 8. Uno de los personajes principales de este capítulo es el "cuerno pequeño". ¿Quién es este cuerno pequeño? ¿Cuál es la esencia de lo que dice este cuerno pequeño? Podéis leer todo el capítulo 8 y veréis que su problema es el engrandecimiento del "yo". El cuerno pequeño, el hombre de pecado, no es simplemente una organización que tiene su sede en Europa, como hemos comprendido habitualmente, y no digo que no tenga su sede en Europa, pero no hemos de olvidar que el cuerno pequeño es el principio de la exaltación del "yo", y si no permanecemos en Cristo, ese cuerno pequeño está en cada uno de nosotros, y su objetivo es destruir. Durante 6000 años aproximadamente, Dios ha estado ocupado y dedicado en contrarrestar este poder del cuerno pequeño. Este cuerno, en las horas finales de la historia, crece y se engrandece como nunca antes, pero algo destruye su poder, ¿qué es?
Dan. 8:13 y 14:
"Entonces oí hablar a un santo; y otro de los santos a aquel que hablaba:
‘¿Hasta cuándo durará la visión del continuo, la prevaricación asoladora
y la entrega del santuario y el ejército para ser pisoteados?’ Y él dijo:
‘Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será
purificado"
La respuesta es que el ministerio sumo sacerdotal de Cristo en la purificación del santuario purificando nuestros corazones; o sea, cuando vosotros y yo permitimos a Dios mediante el evangelio, el transformarnos a su imagen, es lo único que destruye el poder de ese cuerno pequeño o hombre de pecado.
Vosotros y yo tenemos la última palabra en la gran controversia, porque cuando permitimos que el evangelio nos cambie, destruye rápidamente el poder de ese cuerno pequeño. Éste es uno de los grandes propósitos del mensaje del santuario. (Extracto del Tema nº 3 de la serie "Contemplar su Gloria", Pastor William Brace)
D-2
¡Cuidado!, la esencia del anticristo (el hombre de pecado o cuerno
pequeño) está mucho más cerca de lo que habíamos creído. ¿Te has
preguntado alguna vez cómo consideras a Cristo?
Leamos algunos textos :
(a) Su nombre es "Emmanuel... Dios con nosotros" (Mat. 1:23).
(b) "Aunque era de condición divina", fue hecho "un poco menor que los ángeles", "nacido de mujer, nacido bajo la ley", "en todo semejante a sus hermanos", "al que no tenía pecado, Dios lo hizo pecado por nosotros" (Fil. 2:6; Heb. 2:9, 17; Gál. 4:4; 2 Cor. 5:21).
(c) "Por cuanto los hijos participan de carne [sarx] y sangre, él también participa de lo mismo" (Heb. 2:14).
(d) "Fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Heb. 4:15).
Quien no reconoce esta realidad de que "Jesucristo ha venido en carne [sarx]", "este es del anticristo", la esencia de la falsificación Católica Romana del evangelio (1 Juan 4:1-3). (R.J.W.-D.A.)
Negar que Jesucristo vino, no simplemente en carne, sino en "la carne", la única carne que en el mundo existe, carne pecaminosa; negar eso es negar a Cristo. ‘Porque muchos engañadores son entrados en el mundo, los cuales no confiesan que Jesucristo ha venido en carne’. Confiésale a él tus pecados: nunca abusará de tu confianza. Dile tus pesares. Llevó ‘nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores’, es ‘varón de dolores, experimentado en quebranto’. Te consolará con el consuelo de Dios" (Jones, The Immaculate Conception of the Virgin Mary, 1894, selección).
E-(jueves)
Luc. 19:10 "El Hijo del hombre vino a
buscar y a salvar lo que se había perdido"
La mente de Dios concerniente a la naturaleza humana no está satisfecha hasta no vernos a su mano derecha, glorificados. Hay poder vivificador en esa bendita verdad. Nos hemos contentado con mantener nuestras mentes demasiado lejos de lo que Dios tiene para nosotros. Pero ahora, cuando viene y nos llama al respecto, vayamos allá donde nos guíe. Es la fe la que lo hace; no la presunción; es la única respuesta apropiada. El Pastor celestial nos lleva; nos conduce a verdes pastos y a aguas tranquilas que fluyen desde el trono de Dios. Bebamos abundantemente y vivamos... (Jones, General Conference Bulletin, 1895, p. 366-368, selección)
El Buen Pastor toma la iniciativa. "Él nos preparará; no podemos prepararnos a nosotros mismos. Por largo tiempo intentamos justificarnos, hacernos rectos, y prepararnos así para la venida del Señor. Pero nunca logramos la satisfacción, pues no se lo alcanza de ese modo. Ningún maestro o artista se detiene a contemplar el fruto de su trabajo a medio terminar, para comenzar a rechazarlo por incompleto. ¡No está aún terminado! Es inconcebible que el Supremo Artista nos haya de mirar a medio camino, como estamos, para concluir que en nuestro estado no servimos para nada. Él va adelante con su maravillosa obra. Vosotros y yo podemos decir: ‘No sé cómo va a lograr el Señor hacer de mí un cristiano, y prepararme para el cielo’. Aunque podamos parecer rudos, marchitos y afeados por cicatrices ahora, él nos ve ya de la forma en que estamos en Cristo.
Confiando en él, le permitiremos que lleve a cabo la obra. Ahora nos dice: ‘Permíteme que obre, y verás lo que voy a hacer’. No es de ninguna forma tarea nuestra. Podéis salir de este templo y mirar aquella ventana desde afuera. Tendréis la impresión de contemplar un oscuro y confuso amasijo de cristales sin orden. Pero contempladla iluminada desde el interior, y os deleitaréis en la obra de arte que encierra. De igual forma, vosotros y yo podemos mirarnos, y todo parece torcido, oscuro e inservible, una masa amorfa. Pero Dios lo mira tal como es en Jesús. Cuando miramos desde el interior tal como estamos en Jesús, veremos también en claros caracteres escritos por el Espíritu de Dios: ‘Justificados por la fe; estamos en paz para con Dios mediante nuestro Señor Jesucristo’. Veremos toda la ley de Dios escrita en el corazón y brillando en la vida. Ese brillo se refleja procedente de Jesucristo.
En Él Dios ha perfeccionado su plan en lo concerniente a nosotros. Aceptémoslo, hermanos. Recibámoslo en la plenitud de esa fe abnegada que Jesús nos ha traído. Permitamos que el poder de ella opere en nosotros, nos resucite, y nos siente en los lugares celestiales en Jesucristo, en el lugar de su morada (Efe. 2:5 y 6)" (Id.).
Ver también predicación del pastor W. Prescott sobre el Gran Conflicto de los siglos.
(Selección, D.A.)
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