El Rol de la Salud en el Plan de Salvación
(De la creación hasta la restauración integral)
Dr. Jochen Hawlitschek
La cuestión del "porqué" del sufrimiento, enfermedad y muerte, así como el rol del mensaje de salud, solamente pueden ser contestados en el marco del gran conflicto entre Jesucristo y Satanás, y a la luz del plan de salvación en su totalidad.
En el principio creó Dios los cielos y la tierra y creó al hombre a Su imagen, y he aquí que todo era "muy bueno" (Gén. 1:31). La tierra era hermosa y todas las criaturas gozaban de perfecta salud. El hombre poseía fuerza física y una excelente memoria y capacidad intelectual. Las únicas instrucciones que el Creador tuvo que dar a la primera pareja humana eran indicaciones sobre su alimentación, "He aquí que os he dado toda planta que da semilla que está sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol cuyo fruto lleva semilla; ellos os servirán de alimento" (Gén. 1:29) y una tarea, "Tomó, pues, Jehová Dios al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivase y lo guardase" (Gén. 2:15). Ellos debieran utilizar activamente su mente y sus fuerzas físicas para el bien de este planeta. Así vivirían eternamente felices y sanos.
Pero entonces entró el pecado en este mundo y ellos tuvieron que abandonar el paraíso. Así ya no tuvieron más acceso al árbol de la vida y comenzaron a envejecer (morir) lentamente. Entonces aun no había enfermedades y la gente moría después de unos 900 años (vea Gén. caps. 5 y 11) cuando su fuerza vital se agotaba.
En el transcurso de los siglos la maldad de los hombres aumentó de tal manera que Dios tuvo que intervenir (Gén. 6:5-7). Después del diluvio no hubo alimentos por algún tiempo (hasta que las plantas crecieran de nuevo) por lo que Dios les permitió comer la carne de los animales limpios. La gente continuó a comer carne y su vida se acortó rápidamente. Sus fuerzas físicas, mentales y morales disminuyeron progresivamente y comenzaron a surgir enfermedades degenerativas (diabetes, obesidad, aterosclerosis, artrosis, caries, etc.) como se puede ver estudiando las momias egipcias.
Los israelitas que se hallaban en la esclavitud en Egipto fueron influenciados de tal manera por el estilo de vida pagano que Dios tuvo que sacarlos de este ambiente para hacer de ellos un pueblo santo y saludable (Éxo. 19:5,6 y Deut. 26:18,19). En aquel entonces ya la memoria humana se había debilitado tanto que Dios vio necesario dar todas las indicaciones por escrito. Los israelitas recibieron muchas instrucciones acerca de la salud que no fueron necesarias anteriormente. Dios envía sus instrucciones siempre cuando hay necesidad de ellas. Es importante que comprendamos este principio. Nuestro padre amoroso no deja a sus hijos vivir en la ignorancia (Amós 3:7).
"En la enseñanza que Dios dio a Israel, la conservación de la salud fue objeto de particular cuidado. El pueblo que había salido de la esclavitud contagiado por los hábitos de desaseo contrarios a la salud, que aquélla suele engendrar, recibió la más estricta educación en el desierto antes de entrar en Canaán. Se le enseñaron los principios de la higiene y se le sometió a leyes sanitarias." Ministerio de Curación, pág. 211
El Antiguo Testamento contiene abundantes principios de higiene y cuarentena (Éxo. 19:10; Lev 15), desecho de basura (Deut. 23:13), regulación del trabajo y descanso (Éxo. 20:8-10), abstinencia de bebidas alcohólicas (Prov. 23: 31,32), y otros. Se destaca la importancia del bienestar espiritual y emocional. La ciencia actual recién comprende las repercusiones de los estados de ánimo positivos o negativos sobre la salud del individuo. "'El corazón alegre es una buena medicina.' (Prov. 17:22, V.M.) El agradecimiento, la alegría, la benevolencia, la confianza en el amor y en el cuidado de Dios, constituyen la mayor salvaguardia de la salud. Para los israelitas debían ser el principio fundamental de la vida. 'Te alegrarás con todo el bien que Jehová tu Dios te hubiere dado a ti y a tu casa, tú y el levita, y el extranjero que está en medio de ti.' (Deut. 26:11)" Ministerio de Curación, pág. 214
En cada época de la historia humana Dios envió profetas para instruir al pueblo y apelar al arrepentimiento y cambio del estilo de vida. Finalmente Dios envió a su propio Hijo para demostrar su amor y mostrar cuánto le importa el bienestar físico y espiritual de la humanidad. "En el curso de su ministerio, dedicó Jesús más tiempo a la curación de los enfermos que a la predicación. Sus milagros atestiguaban la verdad de lo que dijera, a saber que no había venido a destruir, sino a salvar." Ministerio de Curación, pág. 12 "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan 3:16)
También los apóstoles enfatizaron la necesidad de prestar atención al estilo de vida para poder llevar una vida virtuosa. "Y todo aquel que lucha se disciplina en todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible; nosotros, en cambio, para una incorruptible" (1 Cor. 9:25). "Por tanto, ya sea que comáis o bebáis, o que hagáis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (1 Cor. 10:31).
Cerca de dos mil años más tarde la situación sobre el planeta tierra se torna deplorable. La contaminación ambiental es amenazadora; la multiplicidad y la gravedad de las enfermedades aumentó de tal manera que se tornaron incontrolables. Es difícil encontrar a una persona sana. Cáncer, malformaciones y debilidad mental son evidencias claras de la degeneración de la raza humana. Hasta los animales están enfermos y cada vez más. En esta situación crítica Dios envía instrucciones y consejos adicionales para el mantenimiento de la salud, que de ninguna manera contradicen los principios bíblicos, pero que se hacen necesarios debido a las nuevas circunstancias. Los conocimientos sobre alimentación, ejercicio físico, influencias prenatales, aire y luz solar son muy avanzados para la medicina del siglo pasado y son ratificados por la ciencia actual. Las enfermedades crónicas como diabetes, aterosclerosis, artrosis, cáncer, hipertensión y similares se desarrollan en el transcurso de decenios antes de manifestarse. Por esto Dios nos dio recomendaciones sobre un estilo de vida saludable para prevenir estas enfermedades lo más posible. Ya en el siglo XIX, cuando el tabaco era todavía considerado una planta medicinal, Elena White advirtió contra el hábito dañino del fumar. Podemos agradecer a Dios por su previsión y hacemos bien en seguir sus consejos antes de que sea tarde. "¡Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros! ¡Creed a sus profetas y seréis prosperados!" (2 Crón. 20:20)
Pero esto no es todo. Somos exhortados a divulgar estos conocimientos para aliviar el sufrimiento de nuestros semejantes. Esto es una parte integral del evangelio, del mensaje de salvación.
"Cristo, el gran Médico Misionero, es nuestro ejemplo.... El curaba a los enfermos y predicaba el evangelio. En su ministerio, curar y enseñar estaban vinculados estrechamente. Hoy estos no deben separarse." Consejos sobre Salud, pág. 395
"Ninguna obra es tan exitosa en campos nuevos como la obra médico-misionera.... La obra médico-misionera lleva a la humanidad el mensaje de la liberación del sufrimiento. Es la obra pionera del evangelio. Es el evangelio en la práctica, la revelación de la compasión de Cristo. Existe una gran necesidad de este tipo de obra, y el mundo está abierto para ella." Medical Ministry, pág 239
Entonces – ojalá pronto – regresará Jesús para restaurar esta tierra. Entonces se completará el plan de salvación. Dios prometió que "No habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas ya pasaron. ...He aquí yo hago nuevas todas las cosas." (Apoc. 21:4,5)
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